"Traigo un pez globo inflado
y con cuerdita,
una caja de crayones,
una luciérnaga encendida.
Traigo amaneceres en las manos,
todos tibios,
dulces y coloreados,
un alma en caramelo
y un corazón portarretratos".
Edel Juárez
Un año más, hija. Uno distinto, porque ahora estamos un
poco más cerca y, como te dije, es tiempo de una nueva historia, que
escribiremos cada quien a su manera para construir el futuro. Me pregunto cómo
seremos cuando veamos a la distancia esto que comienza, me da mucha curiosidad.
Así que imagino que un día iremos juntos al cine a
descubrir una película que nos guste a los dos, o que organizamos una comida en
la que preparo tu platillo favorito y tú haces un postre de esos que me encantan,
o que te miro recibir tu diploma al terminar tu carrera vestida de toga y
birrete (o tal vez seas tan iconoclasta como tu padre y rechaces esas
convenciones sociales).
Luego pienso que sería fantástico pasear juntos, ir a un
concierto de algún grupo o cantante que te guste, quién sabe, tal vez Katie
Perry, por ejemplo, y seguro que me sentiré ridículo, fuera de mi elemento,
pero feliz de verte feliz. Luego, para compensar, a lo mejor veamos a U2 y tú
dirás “osh, música para papás”, pero no podrás ocultar lo bien que lo pasaste.
Subiremos el Cerro del Tepozteco para maravillarnos con
el hermoso paisaje del lugar donde viví uno de los mejores momentos de mi
juventud. Me preguntarás qué cosas alocadas hice cuando el cabello me caía a
media espalda y vestía camisas amplias, yendo de aquí para allá con el diario
La Jornada en mi morral de cuero. Y tú verás mis fotos de entonces, divertida.
Quizás te parezca risible la moda, o puede que regrese para esos años y la
adoptes para tu propio viaje.
Te contaré del restaurante que intentamos sacar adelante
un puñado de amigos, de cuando llegaban músicos, actores, titiriteros a
ofrecernos sus espectáculos para el lugar que se prestaba perfecto para ello y
eran todo un éxito y nuestro lugar iba haciéndose de una reputación, con un
nombre que marcaba su vocación: L’Evasione.
Y nos escaparemos a los lugares donde anduve, al río
cerca de Amatlán y, si corremos con suerte, veremos las pozas y las cascadas correr de agua
clara. Te platicaré de esas huidas a nadar en el río, cosas de jóvenes que se
aventuran para conocer cosas nuevas, de las fiestas para celebrar el gusto de
ser.
Habrá muchos personajes, algunos protagónicos junto
conmigo; otros incidentales, pasajeros, que jugaron un papel importante en esas
historias. Y mientras cae la noche, veremos las luciérnagas dando luz a nuestro
andar, como estrellas cercanas solo para nosotros, cautivándonos con su serena magia, invisible bajo el sol.
Justo como cada paso que doy para acortar la distancia entre nosotros. Feliz
cumpleaños, hija.
Te ama,
Papá