lunes, 5 de noviembre de 2012

El mismo sueño

Ven, Primavera

Abre tus brazos, libera
                        La vida nueva

Omar Samsara


“Buenas noches, amor” te dije como lo hago desde que eras una bebé y te llevaba a dormir antes de separarme de mamá y también después, estuvieras o no conmigo.

Al cerrar los ojos, con todos los pensamientos que nos rodean como un remolino antes de dormir, comencé el ensueño. En ese sopor, me vi ante un pasillo que sabía familiar, pero no alcanzaba a reconocer. La penumbra ligera sugería una luz que llegaba de otro lugar, iluminando apenas esas paredes.

Entonces un destello repentino me cegó, pero no alcancé a cerrar los ojos ni cubrirlos con mis manos. Unos pasos ligeros me llamaron, los seguí hasta que pude acostumbrarme a la nueva luz y descubrí que eras tú.

De golpe reconocí el lugar: el pasillo que une las habitaciones en casa de tus abuelos. Quería hablarte, abrazarte… pero era imposible, porque –entonces entendí– estaba ahí sin mi cuerpo.

Mientras, tú llegabas sigilosa del cuarto de tu abuela a la escalera. En silencio, bajaste peldaño por peldaño, hasta sentarte en el descanso. Miraste hacia arriba para asegurarte de que nadie te oyese, pegaste tu carita al muro y dijiste en voz baja: “Buenas noches, papi, que duermas con los angelitos. Yo también te extraño y te amo”.

La vida nueva

Muchas cosas han sucedido desde que mamá me impide verte. Experiencias dolorosas y, por igual, momentos felices e intensos, que me motivan a seguir luchando por ti.

La partida de la abuela Acacia, la denuncia que recibí, la publicación de mis primeros trabajos literarios, el evento de arte que organizó mi taller, los grupos a los que nos unimos Daniela y yo… todo eso forma parte del comienzo de otra etapa.

Las personas que han llegado a nuestra vida están aportando experiencias, ideas, caminos, historias y muchas cosas más que definitivamente serán la materia con la que preparemos todo para tu llegada. Un día l@s conocerás y sabrás lo que Norma Hernández, Alejandro Heredia, Paty Aguilera, Bárbara Sánchez, Matilde, Alfredo, Daniel y otr@s significan para nosotros.

Todos tenemos gente a quien agradecer su presencia, su llegada o su paso por nuestra existencia. Algun@s se quedan para siempre, se convierten en amigos y a veces en nuestra familia, y aun cuando se vayan, dejan algo permanente.

Alejandro, por ejemplo, me dijo algo que jamás voy a olvidar: “Deja huella por tu hija, protege siempre sus derechos, porque eso hace más digno tu derecho de ser su padre”.

Un día, a una pregunta desesperada, Paty respondió: “Tu hija recibe el amor que le tienes, aunque estés lejos de ella. Eso es lo más poderoso y es lo que la va a ayudar a salir adelante”.

El sueño que aquí transcribo sucedió una noche en soledad, antes de que empezara todo. Fue tan claro, tan vívido que aún hoy lo siento completamente real. No sé si haya pasado, si tú hayas vivido lo que sucedió en ese sueño. Lo que sí sé es que hay una fuerza que me impulsa a seguir adelante.

La primavera por la que lucho eres tú, hija. Busco en todas partes aquello que me ayude a nutrir mi espíritu. La vida nueva es todo lo que hacemos por aprender y dejar huella para la gente que amamos. Aunque estamos separados, cada día se desprende de ti un soplo de amor que yo abrazo; de mí, cada noche parte una luz que tú recibes a través de la distancia.

Te ama,

Papá