martes, 29 de mayo de 2012

En medio está el abismo

Ante todo el arte de no
cansarse,
cambiar de pie con gracia
sobre el abismo,
tener un andar airoso.
Y la pena en medio del corazón.
La misma línea central para desear
y para pensar:
Sonreír encima de abismos.


           
Mi vida hermosa:

La serie de experiencias que he vivido durante estos dos años desde que no nos hemos visto –pero también desde que me separé de mamá– me han enseñado mucho.

La principal lección es ponerte a ti por encima de todo. No importa cuánto enojo o tristeza haya de uno u otro lado, lo primordial es centrar todas las decisiones en tu bienestar.

En ese sentido, elegí muy bien a mis abogados. Eso es fundamental. Y encontrar profesionales que trabajen bajo la consigna de que antes de los intereses del cliente y su contrario, están l@s niñ@s es muy difícil.

Siempre me han recomendado paciencia, constancia y tranquilidad. Evitar la confrontación y la agresión, pero eso sí: recurrir a las mejores herramientas legales cuando hace falta defenderse de las injusticia y la mentira. Otros prometen que van a hundir a la expareja, que van a conseguir todo lo que quieras: todo. Claro, dependiendo de cuánto dinero tengas para invertir en el asunto.

Pero nunca piensan en el daño que pueden ocasionarle a l@s hij@s, e incluso los convierten en objetos o botines de guerra o moneda de cambio (como dicen la mayoría de los que estudian el tema del divorcio y sus ramas). 

De esa manera, recomiendan a sus clientes tretas como el impedir que el papá o mamá separado vea a sus hij@s, para lograr más dinero; o provocar al otro para que se deje llevar por la ira y cometa errores que pueden costarle perder definitivamente a sus pequeñ@s; o acusarlo de cualquier delito para desquitar su rencor y forzar al otro a desistir, dejar de ver a sus niñ@s.

En ese sentido, se convierten en perpetradores o alentadores del SAP, sin considerar en ningún momento la posibilidad de que esa sea una forma de violencia en contra de l@s pequeñ@s.

Es muy frecuente que este tipo de abogados le calienten la cabeza al cliente, en lugar de buscar una postura conciliadora que beneficie a todos los involucrados, porque al final se supone que el divorcio tendría que ser el vehículo último de resolución de conflictos en la pareja.

En el lado contrario, los abogados que priorizan el derecho de l@s niñ@s, buscan la manera de establecer negociaciones que permitan resolver los conflictos, ayudando a que su cliente tenga contención en vez de alimentar su ira en contra del otro.

Esos son los abogados que hay que encontrar. Y yo los encontré. Desde que decidí junto con mamá que lo mejor era el divorcio, recurrimos a ellos. Fueron muy claros con ambos acerca de que lo primero es tu bienestar, que ellos podrían ayudarnos a formalizar la separación bajo condiciones favorables para todos.

Después mamá decidió que prefería otro abogado. Uno que nunca propició equilibrio y conciliación. Él le recomendó impedirme verte aquella primera vez durante cuatro meses. Pidió un porcentaje absurdo de mi sueldo para la pensión alimenticia, tanto que el juez no se lo concedió. Y durante estos años su actitud ha sido beligerante en todo momento. Jamás aportar paz y equilibrio para que tú crezcas sana en compañía de mamá y papá, aunque estemos separados.

Evidentemente, este personaje ha vuelto a jugar un papel para esta segunda ocasión en que nos han impedido estar juntos.

La conclusión es que nadie que ha decidido separarse de su pareja debería asesorarse con abogados así. Esa decisión ya es de por sí dolorosa como para que alguien más llegue para profundizar y agudizar los sentimientos negativos por los que invariablemente se pasa.

Pero tengo una buena noticia. Después de unas siete ocasiones en que intentamos notificar a este personaje y a mamá sobre la inminente demanda en su contra, por impedir nuestra convivencia, lo hemos logrado.

¿Sabes? A veces, ante las leyes y toda esa situación, me siento como si tuviera frente a mí un abismo… y al otro lado estás tú. Ahora los pasos para recuperarte son más firmes. Y así van a seguir.

Cuando lo logremos, lo demás será reconstruir el puente para estar juntos de nuevo. Con una sonrisa atravesaré este abismo.

Te ama,

Papá


Peter Gabriel compuso esta canción para su hija, reflejando su lucha por recuperarla.

La estrofa final dice algo así:

Puedo imaginar el momento en que romperemos el silencio,
todas las cosas que podremos decirnos:
nada podrá callar al corazón.
Cuando estemos en la misma orilla,
habremos disuelto todas las barreras.

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